Tras la reunión de la Conferencia Sectorial de Educación, en la que el Ministerio de Educación confirmó que elevará de un 5 a un 6 la nota media mínima para que un alumno o alumna se beneficie de una beca-salario en la enseñanza no universitaria, la Federación de Enseñanza de CCOO reitera que las becas de ayudas al estudio son imprescindibles para posibilitar la igualdad de oportunidades al alumnado con mayores dificultades económicas para cursar la educación superior. Este sistema de becas garantiza la equidad educativa y facilita la incorporación de jóvenes talentos para que puedan continuar sus estudios, independientemente de su procedencia, situación geográfica o nivel sociocultural.
En cambio, el Gobierno ha optado por endurecer los criterios para conceder becas tanto si éstas son para obtener matrícula gratuita como para ayuda a libros de textos o facilitar la movilidad. Carece de toda justificación la subida de la nota de corte para optar a una beca de ayuda al estudio. El Ministerio de Educación invierte en el capítulo de becas un 0, 1% del PIB, la mitad de lo que dedican los países de la OCDE. Por otra parte, en un contexto de crisis, en el que a las familias les cuesta mantener un nivel de vida decente, el incremento de las tasas universitarias anunciado por el Ministerio no ayuda precisamente a salir de esta situación.
Si a la indefinición a la hora de subvencionar la formación profesional, se añaden el elevado índice de paro juvenil que sufre nuestro país y las dificultades para acceder a la educación superior a la luz de las medidas adoptadas por el ministerio contra la igualdad de oportunidades, será inevitable el aumento de la brecha social entre los jóvenes.
La Federación de Enseñanza de CCOO insiste que este Gobierno ha sentado las bases para que la educación universitaria se convierta en un privilegio del que sólo podrán beneficiarse unos pocos. Mientras los gobiernos de otros países de nuestro entorno están demostrando con hechos, que la mejor garantía de salir de la crisis es invertir en la educación pública y facilitar el acceso a la enseñanza de todo el alumnado a fin de garantizar su futuro, evitando con ello que los jóvenes talentos se vean forzados a emigrar, el Gobierno español prefiere tomar la dirección contraria. Prueba de ello es que se dificulte cada vez más la incorporación de los jóvenes a la educación pública, que no se potencie la oferta en la FP, que se masifiquen las aulas, se suban las tasas, se reduzca la oferta de becas de ayuda al estudio y se contraigan la partida presupuestaria para el capítulo de investigación y desarrollo
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