Durante las últimas semanas los ministros de Universidades y Ciencia han difundido noticias sobre el incremento de la contratación estable para personal investigador en universidades, OPIs y centros de investigación sanitaria
Este despliegue de información positiva contrasta con las previsiones reales contenidas en los Presupuestos Generales del Estado para 2021 (PGE2021) que ha dado a conocer la Ministra de Hacienda. Es como si la señóra María Jesús Montero hubiera dado un "baño de realidad" a los "mundos virtuales" de los ministros Duque y Castells. Aunque nosotros creemos que simplemente ella dice la verdad y ellos ofrecen promesas sin fundamento.De poco o nada servirá el minúsculo incremento presupuestario en ambos ministerios, ni la promesa de crear figuras estables en OPIs, ampliar la oferta de puestos fijos en universidades o estabilizar al personal investigador sanitario, si esa previsión no se refleja en los PGE2021 de manera amplia. Y el establecimiento en los mismos de una tasa de reposición del 110% significa que seguiremos teniendo un diferencial negativo de -250% de empleo estable con respecto al año 2008. Diferencial negativo que estuvo cerca de -600% en los años 2015 y 2016. Y que solamente se logró recuperar parcialmente gracias a los Acuerdos logrados por los sindicatos para la estabilización del empleo temporal durante los tres años siguientes, aunque aún hoy siguen pendientes de convocar la mayoría de las plazas de esas Ofertas Públicas de Empleo (OPE) por negligencia y dejadez de los organismos convocantes.
Aunque en CCOO ya anticipábamos la situación (partiendo de la mala experiencia por la negativa de Función Pública del Estado para ampliar la OPE para este año), la mayoría de asociaciones del sector científico han lanzado mensajes de optimismo aunque, eso sí. con cierta contención y expresando dudas hasta no ver materializada las distintas propuestas que Ciencia y Universidades han difundido. Pero mensajes favorables, al fin y al cabo, que en definitiva refuerzan a los dos ministros.Lamentablemente esta tendencia lleva funcionando varias décadas y parece que sigue dando resultados. Basta unas cuantas promesas con acciones muy muy muy limitadas, para que el personal científico e investigador se ilusione y abandone o relaje su capacidad de protesta. En este punto, los sindicatos volvemos a demostrar nuestra capacidad de análisis y que la experiencia en la negociación es un plus a la hora de evaluar estas situaciones. Por eso sabemos que no podemos dejar de presionar hasta lograr un acuerdo. Lo contrario es aceptar que todo continúe igual.
En este caso, además, la difusión de estas promesas se ha visto alentada por titulares de prensa que extiende esa falsa sensación de que ya se resuelve el problema de la precariedad del empleo temporal.
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