sábado, 20 de diciembre de 2014

Saca Tarjeta Roja a los PGE 2015: Nuevos recortes en investigación sanitaria [4]

El Gobierno sigue sin incluir la I+D+i en su modelo de salida de la crisis (4ª parte: Nuevos recortes en investigación sanitaria)

Tal y como se desprende de los PGE de 2015 El Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) contará en 2015 con un presupuesto 13 millones inferior al de 2014, que destina 273 millones a la investigación sanitaria para el próximo año. Los recortes presupuestarios afectan principalmente a la partida de ‘inversiones reales’, que pasa de casi 18 millones a 11, seguida de las transferencias de capital, que pasa de 116,6 millones a 111,7.

Dentro de esta partida, destaca la desaparición de los fondos de investigación sanitaria destinados al fomento de la investigación en las áreas de ‘concesión de ayudas de investigación e infraestructuras’ y de ‘ayudas para la investigación clínica no comercial con medicamentos de uso humano’.

[Pequeño extracto del Informe de 31 páginas que CCOO ha elaborado sobre la I+D+i en los PGE2015 y al que se puede acceder en formato PDF haciendo clic aquí]

Por otra parte, hay que destacar que la partida para gastos de personal se mantiene exactamente igual que en 2014, con algo más de 36 millones de euros. Con ello se mantiene la dramática tendencia que ha llevado a una reducción de más del 50% en las convocatorias de recursos humanos en los últimos años.

La situación de los investigadores hospitalarios

La Subdirección de Gestión, Evaluación y Fomento de la Investigación del ISCIII promueve la incorporación de personal investigador a los hospitales a través de dos tipos de programas: los dirigidos a contratar a científicos en sentido estricto, titulares de un doctorado y con experiencia investigadora en el extranjero (programas “Miguel Servet” y “Sara Borrell”, además del programa “Ramón y Cajal” del Ministerio de Economía y Competitividad), y los destinados a promover que profesionales clínicos que se formaron a través del sistema de residencia puedan dedicarse a la investigación (programas “Del Río Hortega” y “Juan Rodés” y contratos para la Intensificación de la Actividad Investigadora en el Sistema Nacional de Salud). También promueve la incorporación de personal técnico con excelente preparación a través de los Contratos de Técnicos de Apoyo a la Investigación en el SNS.

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Hay que resaltar que todo el personal investigador que se incorpora a los hospitales a través de estos programas es seleccionado en un proceso de concurrencia competitiva a nivel nacional. Además, cada investigador de estos programas debe superar sucesivas evaluaciones de idoneidad y desempeño para que su actividad siga siendo financiada.

La evaluación de los resultados de estos programas ha puesto repetidamente de manifiesto que han cumplido el objetivo para el que fueron concebidos: incorporar personal investigador de excelencia al sistema nacional de salud (SNS), con grandes beneficios en términos de producción científica, de generación de retornos económicos y de repercusión positiva en la actividad asistencial (véase Rey Rocha, J. et al. “Investigación científica en el Sistema Nacional de Salud”, CSIC, Madrid, 2014, accesible en http://hdl.handle.net/10261/95670). De hecho, la mayoría de los investigadores incorporados gracias a estos programas dirigen en la actualidad sus propios equipos de investigación en los principales hospitales españoles, en muchos casos aportando al SNS los conocimientos adquiridos en sus etapas postdoctorales en centros extranjeros de máximo prestigio. Estos equipos mantienen colaboraciones mutuamente beneficiosas con los servicios asistenciales, lo que permite orientar la investigación a los principales problemas sanitarios nacionales.

Por desgracia, la inversión y el esfuerzo realizados por el ISCIII corren el riesgo de desperdiciarse debido al defecto común a todos estos programas: la falta de continuidad y de dotación presupuestaria al término de los mismos. Dado que la función del ISCIII es fomentar la investigación en el SNS, todos los programas de incorporación de personal fueron diseñados para ayudar a que las Comunidades Autónomas fueran invirtiendo paulatinamente en la incorporación de investigadores de excelencia a sus servicios de salud. La fórmula elegida para los planes de estabilización del personal investigador en el SNS (Plan I2, Plan I3SNS del ISCIII, Plan I3 del antiguo MEC) consistió en la cofinanciación variable de los contratos de los investigadores: al principio de sus contratos el ISCIII o el MEC (hoy MINECO) aportaba la mayor parte de la financiación necesaria para sufragarlos y cada Comunidad Autónoma debía ir haciéndose cargo progresivamente de un mayor porcentaje del contrato del investigador, hasta asumirlo en su totalidad una vez que el investigador superaba la última evaluación exigida por el organismo correspondiente. Según los convenios firmados entre el ISCIII/MEC (hoy MINECO) y las respectivas Comunidades Autónomas, en ese momento, se consideraba que el investigador quedaba “estabilizado” en el SNS, debiendo ser contratado por tiempo indefinido en el servicio de salud, como primer escalón de la carrera profesional contemplada tanto por la Ley de Investigación Biomédica (artículo 85 de la Ley 32/2007) como por la Ley de la Ciencia, la Tecnología y la Investigación (Ley 14/2011), equiparándolos así al personal investigador existente en las Universidades y en otros Organismos Públicos de Investigación.

En realidad, a excepción de la Comunidad Autónoma Vasca – que sí incorpora como personal de su servicio de salud a los investigadores procedentes de los mencionados programas, con derechos laborales y carrera profesional idénticos a los de otros profesionales sanitarios – ninguna Comunidad Autónoma ha cumplido los convenios y compromisos adquiridos. Según el año de finalización del programa y la Comunidad Autónoma, los investigadores han sido contratados por tiempo indefinido o por distintos periodos renovables, con una gran variedad de modelos laborales y salariales (con los correspondientes problemas de agravio laborales dependen además de Fundaciones de Investigación Biomédica que son entes ajenos a los servicios de salud y que se rigen por el derecho privado, a pesar de que la actividad de los investigadores tiene como ámbito el hospital al que cada Fundación de Investigación está asociada. En conjunto, la situación existente lleva a plantearse si las Comunidades Autónomas pretenden verdaderamente desarrollar en algún momento los preceptos sobre la carrera profesional de los investigadores hospitalarios establecidos por la Ley de Investigación Biomédica. Hay que subrayar que en ninguno de los países de nuestro entorno con una investigación sanitaria de primer orden se contrata a los investigadores hospitalarios en entes administrativos ajenos a los sistemas nacionales de salud.

En la actualidad, un grupo cada vez más numeroso de investigadores hospitalarios de excelencia ve cómo sus expectativas laborales y profesionales languidecen a pesar de mantener una elevada productividad científica y de seguir generando un importante retorno económico y de conocimiento al sistema sanitario, con un impacto muy positivo sobre la actividad asistencial. El colectivo se pregunta con preocupación creciente sobre la estabilidad y el futuro de sus puestos de trabajo debido a la falta de una carrera profesional en la sanidad pública y la ausencia de una política de apoyo presupuestario desde las Consejerías de Sanidad de las distintas Comunidades Autónomas, que asegure y garantice la viabilidad económica a medio y largo plazo de este colectivo en el Sistema Nacional de Salud.

Además, el problema se agrava de año en año dado que el ISCIII, con buen criterio y previsión a largo plazo, continúa promoviendo la incorporación de investigadores al SNS, aunque haya mermado el número de contratos concedidos en cada convocatoria debido a los recortes presupuestarios. De hecho, se corre el riesgo de que los programas de incorporación de personal investigador se conviertan en un mecanismo para la contratación temporal de investigadores a bajo coste para las Comunidades Autónomas, una suerte de “puerta giratoria” en la que el personal que concluye los programas superando todas las evaluaciones es expulsado y sustituido por nuevos investigadores más baratos de mantener.

En suma, se va sobrecargando cada vez más un sistema que parece no tener planificada una solución racional y definitiva que lo vuelva viable a largo plazo.

De esta manera no solo se prescinde de unos valiosísimos recursos humanos, cuya actividad ha tenido y tiene una repercusión muy positiva en la actividad asistencial de los hospitales públicos, sino que además se desaprovechan y malgastan los recursos públicos que el ISCIII/MEC (hoy MINECO) ha dedicado a los programas de fomento de la investigación para la incorporación estable de investigadores de excelencia al Sistema Sanitario durante los últimos 15 años.

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