Pero tal vez lo más grave de estos PGE 2015 es que se confirma la congelación o reducción en los programas de formación de recursos humanos: Ramón y Cajal, contratos de formación posdoctoral (antes Juan de la Cierva), o los programas de formación de personal investigador FPI y FPU. Las FPU mantienen su presupuesto, con un descenso del 35% desde 2009 y se mantienen los 50 M€ del programa FPI. En ambos casos, al convertirse todas las becas en contratos, esto significa menor número de personas contratadas.
[Pequeño extracto del Informe de 31 páginas que CCOO ha elaborado sobre la I+D+i en los PGE2015 y al que se puede acceder en formato PDF haciendo clic aquí]
Por otro lado, las convocatorias resueltas en julio siguen sin cerrarse y el personal no sabe ni cuándo ni cómo se producirá la incorporación a los centros. Se confirma la costumbre de dilatar o saltearse convocatorias condenando a los jóvenes a la inseguridad o haciendo que desistan de seguir el camino tan difícil de esta profesión.
Si sumamos las OEP ridículas de 2012-2014 y la tasa de reposición del 50% en 2015 solo para personal investigador, tenemos un resultado desolador: la condena a la precariedad permanente o al exilio interior o exterior de la generación de jóvenes científicos y técnicos mejor formada de la historia de España.
Es urgente reactivar y aumentar de forma sustancial los programas de acceso a la investigación en todos los niveles: contratos de formación de personal investigador, de doctores, de técnicos y de especialistas. No solo los programas de la SEIDI sino todos los programas de los distintos OPIs y universidades: programas JAE del CSIC, becas y contratos del CIEMAT, INIA, IEO, Universidades, etc. Es necesario pensar en cómo estabilizar a una parte importante del personal formado para recapitalizar a los centros de I+D con el capital humano que seguimos perdiendo de forma irreparable.
Desde la SEIDI se propone premiar la excelencia con contratos menguantes que se convocan tarde, mal y nunca. Si la edad media de los trabajadores de OPIs supera los 50 años, y creciendo, nadie sabe de qué excelencia hablan cuando acuden a ella como coartada para justificar recortes. Porque está claro que la excelencia es el resultado de políticas estables de financiación en recursos económicos y humanos. Es el resultado del tiempo, del trabajo y el esfuerzo continuados en la construcción de grupos de investigación fuertes, con personal cualificado, con empleo digno y estable. Nuestros vecinos alemanes, franceses o
norteamericanos lo demuestran aumentando las dotaciones de I+D aún en medio de grandes crisis.
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